Me encuentro realizando un intercambio estudiantil en Madrid. Una experiencia que recomiendo a cualquier persona a quien se le presente la oportunidad. Y no sólo por lo que significa viajar, conocer otras culturas y hacer nuevos amigos, sino también porque vivir un tiempo afuera nos hace -o por lo menos a mí me hizo- valorar aspectos de la Argentina que suelen no ser apreciados en la cotidianeidad y que se redimensionan a la distancia.

Comparto entonces, la mirada sobre una oportunidad que brinda Argentina y que muchas veces no valoramos: la educación. ¿Sabían que en España no todos pueden estudiar lo que quieren en la universidad? Es más, ¿sabían que acá no todos pueden ir a la universidad?

En España existe un proceso para acceder a la universidad, denominado “selectividad” o “Prueba de Acceso a la Universidad”. Y en efecto, tal como su nombre lo indica, a través de este proceso se “selecciona” a las personas que podrán acceder a la universidad y se determina qué carrera podrán estudiar. 

En forma simplificada, la selectividad es un examen que deben realizar todos los estudiantes que pretendan acceder al nivel educativo superior en España. Según la calificación que obtengan, este examen define, en primer lugar, si pueden o no acceder a la universidad y, en segundo lugar, si pueden o no estudiar la carrera que desean, ya que cada carrera exige una nota diferente. La excelencia de la calificación habilita no sólo el ingreso, sino también la carrera disponible.

De hecho, muchos de los estudiantes que conocí en este tiempo están estudiando carreras que eran su “segunda opción” porque no alcanzaron la calificación que les hubiera permitido acceder a la carrera que deseaban. 

Cuando me comentaron esto, me puse a reflexionar y a valorar las oportunidades que brinda nuestro país. Por ejemplo, la posibilidad de estudiar prácticamente cualquier carrera en una de las instituciones educativas más reconocidas de América y en forma gratuita. Una puerta abierta que muy pocos países en el mundo ofrecen. Y digo gratuita, porque acá en España la universidad pública es paga. Por supuesto, el costo es muy inferior al de las universidades privadas, pero aún así, los estudiantes deben pagar un monto anual  aproximado de 2000 euros.

Muy pocas veces valoramos  en su verdadera dimensión las implicancias de poder acceder a una educación superior. No importa quién sos, de dónde venís, a qué escuela fuiste o cuánta plata tenés: la educación en Argentina tiene sus puertas abiertas para recibirte.

El problema es que, en la actualidad, y aún cuando la puerta sigue abierta, gran parte de los jóvenes argentinos no accede a la educación superior. Y no  porque no quieren, sino porque no pueden: la deserción de la escuela secundaria, la falta de incentivo y la necesidad de trabajar para satisfacer necesidades básicas, entre otros motivos, constituyen trabas de acceso a su formación universitaria.

Rescatando las palabras que me dijo una vez un profesor, no es lo mismo que esté escrito que somos libres, que ser libres. Tampoco es lo mismo que esté previsto que todos pueden ingresar a la universidad, a que efectivamente todos puedan hacerlo ¿podemos asistir a la universidad si hacerlo implica abandonar el trabajo que nos provee la comida, por ejemplo? 

Llama la atención el examen de selectividad que restringe el acceso a la universidad en España porque es una traba legal, está en los papeles. En Argentina, el sistema educativo se destaca porque la ley dispone que todos pueden acceder a la universidad, pero todavía falta. Falta que también puedan acceder en los hechos. 

Valoremos que en nuestro país la educación es para todos en los papeles. Luchemos para que lo sea también en los hechos.