El 26 de septiembre de 2024, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dio a conocer los resultados más recientes sobre la pobreza en Argentina, reflejando un aumento preocupante en los niveles de pobreza e indigencia. Según el informe, la pobreza alcanzó al 52,9% de la población, lo que implica que 24,9 millones de personas se encuentran en situación de pobreza. Además, el 18,1% de los argentinos vive en la indigencia, es decir, más de 8,5 millones de personas no logran cubrir sus necesidades alimentarias básicas.

Aumento dramático de la indigencia

Uno de los datos más alarmantes es el fuerte incremento de la indigencia, que pasó de un 12% en el segundo semestre de 2023 al 18,1% en los primeros seis meses de 2024. Este crecimiento refleja la pérdida del poder adquisitivo y el aumento de los costos de vida, exacerbado por una inflación que ha superado los 124% interanual. En los últimos seis años, la indigencia prácticamente se ha cuadruplicado, subiendo desde un 4,8% en 2017 hasta los niveles actuales. Este incremento no solo afecta a las grandes urbes, sino que golpea particularmente a las regiones más vulnerables del país.

Regiones nás afectadas

El impacto de la indigencia es desigual a lo largo del país. El Gran Resistencia, en la provincia del Chaco, es el conglomerado urbano más afectado, con un 38,6% de su población viviendo en condiciones de indigencia. Concordia (26,4%), Santiago del Estero-La Banda (22,9%), el Conurbano bonaerense (22,7%) y Formosa (19,8%) siguen en la lista de las zonas con mayores niveles de indigencia. En contraste, solo dos centros urbanos mantienen niveles de indigencia por debajo del 10%: el Gran San Luis y la Ciudad de Buenos Aires.

Los más jóvenes como principales victimas

El informe también revela que los más jóvenes son los más afectados por la pobreza y la indigencia. El 66,1% de los niños en Argentina viven en la pobreza, mientras que el 27% se encuentra en la indigencia. Esta situación es particularmente crítica entre los adolescentes de entre 12 y 17 años, donde la indigencia alcanza al 29,4%, lo que subraya la creciente vulnerabilidad de los sectores más jóvenes de la población en un contexto de deterioro social.

Factores claves: inflación y desempleo

El incremento de la pobreza y la indigencia está estrechamente vinculado con la crisis económica que atraviesa el país. La inflación, que ha mantenido un ritmo acelerado desde principios de 2024, ha erosionado el poder adquisitivo de los salarios, en especial en el sector informal, donde los ingresos han quedado 57 puntos porcentuales por detrás de la inflación.

Además, el mercado laboral ha sufrido un golpe considerable. Durante el primer semestre de 2024, se perdieron más de 136.000 puestos de trabajo asalariados registrados en el sector privado, mientras que las estimaciones sobre la pérdida de empleos informales alcanzan los 530.000, profundizando aún más la crisis.

Medidas insuficientes

A pesar de los esfuerzos del Gobierno por contener el impacto social de la crisis, como el aumento de las transferencias de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar, las políticas implementadas han demostrado ser insuficientes para revertir la tendencia. Si bien estas ayudas fueron ajustadas por encima de la inflación, el deterioro general de la economía ha superado cualquier intento de paliar los efectos de la crisis en las clases más vulnerables.

Futuro desafiante

El panorama de la pobreza en Argentina es crítico y plantea enormes desafíos para el futuro inmediato. La indigencia y la pobreza han alcanzado niveles récord en medio de una crisis económica que parece no tener fin. Con una inflación descontrolada, una pérdida masiva de empleos y un poder adquisitivo en declive, millones de argentinos ven sus condiciones de vida deteriorarse cada vez más.

De cara a las elecciones de fines de 2024, el próximo gobierno se enfrentará a la urgente tarea de estabilizar la economía y desarrollar políticas sociales que aborden de manera efectiva la creciente desigualdad. Las soluciones deberán ser estructurales, focalizadas en la generación de empleo formal, el fortalecimiento de los programas sociales y el control de la inflación, que sigue siendo el principal enemigo del bienestar social.

La evolución de la pobreza en Argentina hasta septiembre de 2024 es un reflejo directo de la crisis económica y social que atraviesa el país. Los índices actuales de pobreza e indigencia muestran el deterioro de las condiciones de vida de millones de argentinos, particularmente de los más jóvenes y los sectores más vulnerables. La necesidad de implementar políticas que frenen este declive es urgente, y el futuro económico del país dependerá en gran medida de la capacidad de sus dirigentes para enfrentar estos desafíos y garantizar una mejor calidad de vida para todos los ciudadanos.